y a los demás. La Palabra, por lo tanto, nos ayuda a identificar el verdadero pueblo de Dios y a entender lo que ha pasado cuando aquellos que parecían ser pueblo de Dios dejan de serlo. Por ejemplo, en este mismo capítulo la Palabra nos ha ayudado a entender la situación espiritual de Israel en el desierto. La Palabra nos ayuda a escudriñar nuestro propio corazón para ver si pertenecemos al Señor o no. Nos sirve como espejo en el cual podemos examinarnos. En esto sabemos que somos de Dios –dice
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